sábado, 16 de febrero de 2013

Soñar con tus besos - Capítulo 9



Capítulo 9: Deja vu


Elena y Marcos estaban en el cuarto de la muchacha y él se dedicaba a curiosear por la habitación, hojeando los libros que tenía en la estantería o probando el curioso sillón que había en una esquina.

-¿Has leído este libro?-Preguntó Marcos desde la estantería.

Elena se acercó a él para ver mejor la portada del libro que el chico le mostraba, pero tropezó con algo inesperadamente y se precipitó hacia el suelo. Marcos la sujetó antes de que cayera y ambos se quedaron mirándose a los ojos, muy cerca el uno del otro.

-¿Estás bien?-Inquirió el muchacho.

-Sí-Contestó ella algo avergonzada por su torpeza-, sólo me he tropezado.

Los dos se quedaron en silencio, y sólo se escuchaba el acompasado sonido de sus respiraciones, pero ninguno de ellos se movió.

Al final, Marcos habló:

-Me gustas mucho, Elena. Eres mi mejor amiga… y me encantaría que fueras mi novia.

El chico se acercó sus labios a los de Elena y…

El timbre de su casa sonó, despertando a Elena y dejándola algo aturdida. Sin darse cuenta, se había quedado profundamente dormida mientras leía.

Sólo había sido un sueño, pero parecía tan real… mucho más que los otros sueños que tenía. Además, deseaba con todos sus fuerzas no haber despertado, haberse quedado viviendo en aquel sueño perfecto, con Marcos, pero no se puede vivir dentro de un sueño.

Al mirar la hora descubrió que eran ya las nueve y supuso que los que había llamado al timbre eran Marcos y su familia. Bajó las escaleras algo decepcionada todavía y comprobó que no se equivocaba. Sus padres estaban en el recibidor, saludando a una pareja de más o menos su misma edad. Eran Claudia y Rafael, los padres de Marcos. También se encontraban allí su hermano pequeño y su nueva amiga, Lucía. Marcos sonrió al ver a Elena y ella correspondió de la misma manera, acercándose a ellos para saludarlos.

Alicia, la madre de la muchacha, los guió a todos al salón para que pudieran hablar más cómodamente; después de todos aquellos años sin verse, tenía muchísimas cosas que contarse.

Los adultos estuvieron un rato hablando, mientras sus hijos escuchaban y sonreían cuando oían mencionar su nombre. Dani y María subieron a la habitación del niño a jugar cuando se aburrieron de aquella “charla de mayores” y Elena y Marcos los siguieron poco después para ir al cuarto de la chica.

Al entrar en su habitación, Elena tuvo una extraña sensación de deja vu. Todo lo que Marcos decía ya lo había escuchado antes. Contestaba automáticamente a cada pregunta sin quererlo, como si no pudiera elegir qué hacer o qué decir, como si la estuvieran controlando, como si estuviera en un sueño. Un sueño. Todo era igual que aquel sueño que había tenido la noche anterior. Una vez que descubrió esto, todo pareció precipitarse. La chica tropezó al intentar alcanzar el libro que Marcos sostenía y el chico la sujetó para que no se cayera. Elena volvió a perderse en aquel bosque verde que eran sus ojos, como había hecho ya un millón de veces, soñando o despierta. Escuchó las palabras que Marcos le decía como un eco lejano pero al mismo tiempo se sentía más cerca de él de lo que nunca había estado.

-Me gustas mucho, Elena-Susurró el chico-. Eres mi mejor amiga… y me encantaría que fueras mi novia.

Y la besó, igual que en su sueño, pero esta vez era cierto y todo se sentía mucho más real. Darse cuenta de aquello la hizo despertar del extraño sopor en el que había estado sumida hasta el momento. Sintió los suaves labios de Marcos contra los suyos y se percató de lo mucho que había querido probarlos en aquellos días. Se separaron y se quedaron quietos, mirándose a los ojos. Sin darse cuenta, Elena había colocado sus brazos alrededor del cuello del chico.

-Y a mí me gustaría serlo-Murmuró, contestando a su comentario antes de besarla.

Ambos sonrieron y volvieron a besarse, esta vez más seguros que al principio. Fue un beso largo y lento, lo que le permitió saborear mucho más los labios de Marcos, pero algo raro sucedió. Mientras se besaban, por la mente de Elena pasaron una gran cantidad de imágenes, como si fueran fotografías que estuvieran en un álbum. Eran imágenes de ellos dos juntos cuando eran niños y de después, cuando volvieron a encontrarse. Lo extraño era que aquellos recuerdos no eran suyos, no los veía a través de sus ojos, sino de los de… Marcos. Verse a sí misma a través de los ojos del chico provocó en la muchacha tal sensación de angustia y repulsión que se separó rápidamente de él. En cuanto dejó de tocar sus labios, aquella sensación desapareció tan rápido como había llegado, junto con las imágenes.

Marcos la miró frunciendo el ceño y ella le sonrió para hacerle ver que no pasaba nada. Si le contaba lo que le había ocurrido al besarlo, estaba segura de que la tomaría por loca o algo parecido.

-¡La cena está lista!-Escuchó Elena gritar a su madre desde la planta de abajo.

Bajaron las escalera y se sentaron en la mesa, sonriendo.

-¡Huy! No me gustan esas sonrisas-Comentó Claudia-. Son las mismas que poníais cuando hacíais alguna trastada de niños.

Las mejillas de Elena enrojecieron un poco y miró al chico. Marcos también se había ruborizado, aunque no se le notaba casi nada.

-Venga, vamos a cenar-Dijo Javier.

Cenaron mientras conversaban animadamente y después ayudaron a recoger, a pesar de la negativa de Alicia. Los invitados se marcharon a casa y Elena subió a su habitación. Cogió su diario y, cuando iba a comenzar a escribir, vio que había un libro en el suelo, debajo de la estantería. Aquel era el volumen que Marcos había cogido de la estantería y el que ella había ido a ver cuando se tropezó y el chico la sujetó. La muchacha lo recogió y sonrió al ver el nombre de libro, que estaba escrito en la portada. “Besar a un ángel”.

Elena volvió a sentarse en la silla del escritorio y comenzó a escribir en su diario.

Querido diario:

¡Estoy más feliz de lo que he estado en toda mi vida! Me ha pasado algo con Marcos que llevo deseando desde que lo vi, pero hay algo que no me deja estar tan contenta como me gustaría; hoy me han sucedido cosas muy extrañas.
He tenido un sueño más real de lo normal que luego a ocurrido de verdad. Nunca había tenido una sensación de deja vu como la de hoy, y ha sido bastante raro.
Cuando me ha besado Marcos (Sí, ¡Marcos me ha besado!), he visto un montón de imágenes, como recuerdos. Sé que he vivido todo eso porque reconocí esos momentos pero había algo nuevo en ellos, y era que no eran mis recuerdos, sino los de Marcos.

No sé lo que ocurre, pero debo confesar que tengo miedo. No es posible que nadie prediga el futuro o que lea la mente de otra persona, así que, ¿qué me está pasando?

He escrito esto para desahogarme y no volver a pensar en lo que ha ocurrido hoy, sólo espero que sea todo un extraño sueño.

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