Te escribo esta carta para decirte sólo una cosa. Una que tal vez no te diga muy a menudo y que debería decirte todos los días; una que tú me dices muchas veces y que yo en ocasiones no te respondo: TE QUIERO. Sé que hoy, 5 de mayo, es el día de la madre, tú día, pero pienso que no es suficiente. Tú mereces que cada día de cada años sea en tu honor. Te mereces un monumento, todo mi tiempo y cada una de las palabras que te escribo. Te mereces todo lo bueno que te ha pasado y lo que te pasará, y lo malo..., bueno, creo que eso es una gran injusticia.
Te agradezco todo lo que has hecho por mí a lo largo de mi vida, lo que me has cuidado y querido, aunque eso tampoco te lo demuestro tanto como debería. Me consuelas y me animas cuando estoy triste, me sacas de casa cuando llevo mucho tiempo encerrada en mi cuarto. Me entiendes, incluso más de lo que yo imagino y sé que puedo confiar en ti, que no le contarás a nadie lo que yo te diga, que guardarás mis secretos. Te agradezco también todos los sacrificios que haces para que yo pueda tener y hacer todo lo que quiera. Yo hablo por mí, pero estoy completamente segura de que no soy la única que piensa esto.
Por todo esto y por mil cosas más, que yo tal vez no sea capaz de apreciar, te quiero mamá. Y, aunque algún día me enfade contigo por tonterías de adolescentes, no tejaré de hacerlo. NUNCA LO OLVIDES.
De tu hija
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